• Con tejidos, cerámicas y esculturas inspiradas en tradiciones milenarias, maestros artesanos de las trece provincias de Cusco presentaron su trabajo en una feria promovida por el Consorcio Camisea.

Artesanos de pueblos originarios de todas las provincias de Cusco se reunieron por primera vez en el centro de la ciudad imperial para exponer sus tejidos, esculturas, pinturas, cerámicas y distintos productos en el “Encuentro de Arte de Pueblos Indígenas u Originarios del Cusco”, evento realizado con el apoyo del Consorcio Camisea.

Artículos como esculturas, tapices, bijoutería y tejidos elaborados con técnicas ancestrales, como el telar de cintura, se mostraron en una feria que resulta trascendental para la preservación de la cultura peruana, afirmó Rubén Baldeón, presidente de la ONG Pueblos Artesanos.

Las ferias son importantes espacios comerciales para que los artesanos pongan a la venta sus productos, promoviendo que el arte de los pueblos originarios perdure en el tiempo. Los trabajos expuestos son más que artículos de vestir o para la decoración del hogar, porque muestran la historia de las comunidades, según Mirian Ccalle, embajadora del arte de los pueblos indígenas y originarios.

“Cada artículo cuenta la historia de los ancestros cusqueños, no solo de la parte andina, sino también de la selva amazónica. Si bien cada comunidad presenta particularidades que las hace únicas, también hay elementos que todos compartimos. Por ejemplo, no hay trabajo artesanal que no tenga iconografías o que muestre cuatro lados o cuatro esquinas, como representación de nuestro Tahuantinsuyo”, dijo la representante de la comunidad campesina de Ccuyo, en el distrito de Maranganí, provincia de Canchis.

Miriam Calle también revela que la organización de la feria fue todo un desafío, porque muchos artesanos tienen temor de llegar a Cusco, emprendiendo viajes por vía fluvial de 10 horas, para enfrentarse al riesgo de no vender sus productos y perder su inversión. “Por eso es muy importante el aporte del Consorcio Camisea que, gracias a su compromiso con la preservación de la cultura, facilitó la participación de los pueblos originarios”, agregó Rubén Baldeón.

La feria reunió en una plaza de Cusco la cultura y costumbres de cada una de las trece provincias de la región, mostrando la particular cosmovisión de los pueblos originarios, que puede ser muy distinta en cada comunidad. Por ejemplo, Erlita Sebastián, artesana yine de la comunidad nativa de Miaría, en el distrito de Megantoni, en el Bajo Urubamba, explicó que la araña es un símbolo para las mujeres tejedoras de la Amazonía cusqueña.

“Los ancestros aprendieron a tejer viendo a la araña”, comenta Erlita, quien incluso menciona que existen fábulas como “Shwamkalo, la araña tejedora”, una leyenda de la etnia yine que explica cómo la mujer aprendió el arte del tejido gracias a las enseñanzas de un arácnido. Esta historia fue peremnizada en el “Libro de nuestra selva”, una colección de cuentos yine y matsiguenka que fue editada por Pluspetrol, operador de Camisea, y que se puede leer en lenguaslegendarias.pe

Como Erlita, casi cuarenta artesanos de pueblos originarios llegaron al centro del Cusco para exponer su trabajo y contar las historias de sus comunidades. Estas representan un legado que se transmite de generación en generación a través de un arte milenario que aún perdura gracias al esfuerzo de iniciativas como el “Encuentro de Arte de Pueblos Indígenas u Originarios del Cusco” impulsado por el Consorcio Camisea.