Maestros artesanos de pueblos originarios de Cusco llegaron al centro de la ciudad imperial para exponer tejidos, esculturas y cerámicas que, además de guardar técnicas ancestrales, contienen un mensaje valioso para la preservación de sus culturas.

Gracias al apoyo del Consorcio Camisea, artesanos de las trece provincias de Cusco llegaron a la Plazoleta Espinar para mostrar su arte y contar las historias que por cientos de años han escuchado de sus ancestros. 

La historia del Perú andino en un tapiz: Timoteo Caritas es un reconocido maestro artesano del distrito de Pitumarca, provincia de Canchis, que, con casi 60 años en el oficio del tejido de tapices, ha recibido una serie de reconocimientos. El Ministerio de Cultura lo considera personaje emérito por mostrar en sus tapices un legado que no puede perderse.

“La historia del tapiz proviene de los Wari. Y este tipo de tejido lo mantuvieron los incas solo para la nobleza”, afirma Caritas, quien aprendió de su madre la forma de hilar, así como toda la historia que se expresa en los finos paños que elabora. “En el tejido está la sobrevivencia del hombre andino. Está plasmada en diseños como el cóndor, la ñusta, la pachamama. Como nuestros ancestros no sabían escribir, presentaban todo en telares, y nosotros lo replicamos para que no se pierda nuestra tradición cultural”, sostuvo.

El trabajo de Timoteo Caritas también presenta motivos de transición a la época colonial. “Cuando llegaron los españoles, se apoderaron del acllahuasi, que era el lugar donde estaban las vírgenes escogidas dedicadas a la atención del Inca. Mandaron a tejer obrajes con imágenes de Europa que se conocen como motivos de transición. Los tapices de esta época muestran los cuatro suyos y el mandato del Inca. También exponen iconografía de influencia española como la sirena, macetas, entre otros. Estos tejidos los mandaban a Europa, muy poco se quedó en Perú”, explica el artesano.

Mujer hilandera: El Cusco también tiene una importante zona de selva que presenta costumbres distintas a las del ande. En la comunidad nativa de Shivankoreni, en el corazón de la Amazonía cusqueña, se erige un grupo de hábiles artesanas como Nelly Mantaro, de la etnia Matsigenka, que domina el milenario arte del telar de cintura.

“Una maestra artesana no solo realiza el tejido, sino también domina la fabricación de los tintes y el algodón que se fabrica”, afirmó Mantaro. Indicó que gracias a capacitaciones recibidas por el Consorcio Camisea hoy elaboran más productos, como carteras, muñecas y bijoutería hecha a base de mostacilla, que tienen mayor demanda y les permite obtener mayores ingresos.

Aprendió el arte del telar de cintura de su madre, apenas a los 12 años. Y como maestra artesana sabe que tiene que compartir todo lo que sabe para preservar su cultura. Sus trabajos presentan figuras propias de la Amazonía: “Las flores representan la belleza de la mujer, el tigre la valentía del hombre”; mientras que el “choronto, es la araña que sabe tejer” y tiene una presencia fundamental en los tejidos.

La mujer maravilla del ande: Doris Barrientos, del distrito de Maranganí, provincia de Canchis, es una artesana que trabaja el telar a pedal realizando bordados que le han valido fama internacional, pues diseñó unos brazaletes con motivos andinos que fueron seleccionados para ser utilizados por la actriz Gal Gadot, con motivo de la película la Mujer Maravilla, en un concurso mundial.

Hoy se encuentra innovando para acomodarse al mercado actual. Más allá de trabajar trajes típicos y telares con motivos andinos, también produce faldas, casacas, jeans y hasta mascarillas que cumplen con las especificaciones técnicas del MINSA. 

“Las señoritas ya no quieren vestir los trajes típicos, así que llevamos los detalles andinos a otros artículos. Por ejemplo, hacemos falditas con iconografías locales, siempre respetando nuestra cultura viva. Los bordados muestran los cerros, el sol y figuras como picaflores y flores”, comentó.

El escultor que hace hablar a las piedras: Para Dionicio Atau Meza, del distrito de Maras, provincia de Urubamba, es fundamental mantener el legado andino a través de su escultura. Trabaja en piedras como serpentina, marmol, onix y turquesa, pero lo más importante de su trabajo es lo que sus tallados comunican sobre la cultura que representa.

Atau dice que sus esculturas “hablan” de la Trilogía Inca, que representa los tres mundos del imperio: el cóndor (el lado espiritual), el puma (la fuerza) y la serpiente (la sabiduría). Su propósito es transmitir a través de su trabajo el legado incaico que aprendió de sus maestros.

“Soy feliz de expresar en mi arte los valores de una gran cultura, me siento orgulloso de ser parte de grandes maestros artesanos que con sus manos expresan la sabiduría y el amor por la naturaleza, y me siento feliz de ser hijo de Maras, tierra de los mejores talladores en piedra”, concluyó Atau.